Se ultiman detalles del texto definitivo sobre la Nueva Constitución

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Eché de menos al principio, que no hubiera en los Constituyentes más personas del mundo de la filosofía, quienes podrían tal vez haber humanizado un poco más los análisis, las discusiones y las miradas más cercanas al pensamiento y menos materialistas de las temáticas allí vistas. Pero no fue así. Lo que no significa que no se valore el trabajo que han realizado.

Si nos ubicamos en el espacio del análisis de que las personas somos únicas e irrepetibles, debiésemos entonces entender que las decisiones adoptadas por las y los constituyentes deben también reflejar esa pluralidad, por tanto, quienes vociferan que todo está mal se equivocan, y quienes dicen que todo está bien, también.

Nadie tiene siempre toda la razón, nadie siempre no tiene nada de razón; por tanto, siempre todos tenemos un poco de razón. Lo que nos debiera inspirar a escucharnos más, a ceder un poco más y aceptar otro poco más. Serían aportes a las armonías que construirían caminos para un mejor vivir.

Lo que no debiera dejar dudas, es que los Convencionales han querido entregar al país un texto de Constitución producto de un proceso inédito, desde la elección de ellos en forma popular y democrática, hasta la redacción del texto que se presentará a juicio popular el 4 de septiembre de este año. Proceso que hoy aplaude el mundo en sus analistas de diferentes ámbitos, como filósofos, economistas, académicos, literatos y otros.

Por estos días se han conocido expresiones que bastaría un pequeño esfuerzo para recordar que muestran incoherencias y debilidad de principios, también actitudes estratégicas que muestran con facilidad la inclinación y defensa de los que más tienen, haciendo creer que sus esfuerzos van dirigidos a ayudar a los que más lo necesitan.

Más allá de las razones de fondo y que pudiesen justificar un llamado a rechazar el nuevo Texto Constitucional, vuelven los fantasmas infundiendo el dolor, el miedo, el temor y el camino hacia el suicidio. De nuevo anuncian que viene el cuco, que se llama “Apruebo” y hay que matarlo ahora.

Un pequeño recuerdo para cerrar esta columna. Quienes ningunearon en un momento el Borrador de Nueva Constitución presentado por la Presidenta Bachelet (hace algunos años), por estos días lo han rememorado con argumentaciones románticas pero atrasadas. ¿No son los mismos que ahora ningunean la que presentan al país los Convencionales? (Otro recuerdo al Bombo Fica).

El Borrador está en nuestras manos (499 páginas). No puedo rechazar si no me informo sobre la Constitución, y si me informo no puedo rechazar. El peso de la realidad indica que los ricos defienden la riqueza y el poder, pero los pobres defienden la justicia y la dignidad; y eso, al parecer, no ha cambiado mucho.

La Nueva Constitución que se plebiscita el 4 de septiembre, “ni el paraíso profundo, menos el infierno total, pero sí un cielo más justo y esperanzador”. Tampoco hay que olvidar, que el rechazo implica seguir con la Constitución actual; y quienes la defendieron antes es muy poco creíble que la quieran cambiar ahora.

Germán Muñoz Castillo - Profesor

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