Una característica marcada del mercado de los medicamentos es la infracción permanente al Reglamento de Farmacias, en cuanto a la venta de productos bajo receta médica, sin exigirla. Los medicamentos se venden en una alta proporción como productos de condición de venta directa.
Ocurre que ahora se registra una demanda desproporcionada por antidepresivos y analgésicos, en su mayoría de venta bajo receta médica. Los pacientes no van al médico y buscan solución directamente en farmacias donde se les provee de estos medicamentos sin cumplir, con algunas excepciones, con la reglamentación vigente.
El problema es muy serio porque hay aquí un grave peligro.
Muchos de estos medicamentos deben ser periódicamente controlados. Un ejemplo: Escitalopram. Es un antidepresivo cuya monografía indica que los pacientes deben ser re-evaluados periódicamente para determinar la necesidad de una terapia de mantención y la dosis apropiada para tal tratamiento. El evaluador es el médico.
Tiene razón el Ministro de Salud al estar preocupado. Él sabe que hay una conducta farmacofílica entre los chilenos, la que se ha venido incrementado por los problemas y tensiones políticas y sociales que vive el país. Sin embargo él y sólo él dispone de las herramientas que pueden detener estos excesos que, indefectiblemente, redundarán en un deterioro de la salud de los chilenos.
Las farmacias deben cumplir los reglamentos, el ISP debe fiscalizar con firmeza y además, actuar contra la venta de estos demandados productos en las ferias libres. Un reportaje televisivo mostró hace un tiempo este escándalo, denominándolo “Farma-Feria” y a todo esto hay que ponerle término.
Prof. José Manuel Cousiño L.
Académico Facultad de Medicina y Ciencia, U. San Sebastián