Juan Carlos De La Llera: un gran referente de la ingeniería sísmica de Chile y del mundo

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Ha dedicado gran parte de su vida profesional a la docencia y a la investigación, desarrollando 2 técnicas de protección sísmica, que son el aislamiento sísmico y la disipación de energía.

Luego del terremoto del 27F surgió la necesidad de actualizar la normativa sísmica chilena de edificios. Para ese entonces y hasta el día de hoy, los edificios son diseñados para evitar el colapso ante un evento sísmico de gran magnitud. Un grupo de expertos se dedicó a proponer mejoras en el diseño sismorresistente, entre ellos se encuentra el Ingeniero Civil Estructural Juan Carlos De la Llera.

Hace pocas semanas fue reconocido por la Academia Nacional de Ingeniería de los Estados Unidos. Además, será miembro de dicha entidad. Él  se dedicó a la investigación de la aislación sísmica, entre los años 2003 y 2010. Fue decano de la Facultad de Ingeniería desde 2010 y Profesor titular del Departamento de Ingeniería Estructural y Geotécnica de la Pontificia Universidad Católica de Chile

Entre sus logros académicos se encuentran: Ingeniero civil de la Pontificia Universidad Católica de Chile; Master en Ciencias de la Universidad de California; Doctor en Filosofía de la Universidad de California, entre otros.

Su carrera profesional comienza en 1985, cuando terminaba sus estudios de Ingeniería civil, ocurre el terremoto de la zona central del país, con epicentro en Algarrobo, cuya magnitud fue de 8 Mw (Magnitud de Momento). Le llamó la atención de un edificio en Reñaca que sufrió serios daños.

A comienzos de la década del 90 participó junto a otros profesionales de la materia en la elaboración de un documento que sirviera para el diseño sismorresistente de edificios, el cual fue dirigido por el ingeniero Rodrigo Flores. En él se hacen correcciones a partir de la experiencia del terremoto de 1985. Específicamente, elaboró el capítulo 12 junto a los ingenieros Rafael Riddell y Sharon L. Wood.

Posteriormente, se fue a hacer dos doctorados en Estados Unidos, a mediados de la década del 90. Se enfocó en la aislación sísmica y en la disipación de energía. La primera técnica consiste en aislar la estructura del movimiento del suelo por medio de materiales flexibles instalados en la base, con el fin de evitar traspasar la energía o parte de ésta al edificio. La segunda técnica consiste en amortiguar la estructura con el mismo principio de amortiguación de un automóvil, para lo cual se instala el dispositivo en el entrepiso de cada piso, con el fin de atenuar la energía del sismo.

Las técnicas desarrolladas por De la Llera fueron puestas a prueba. De forma experimental se sometieron estructuras a sismos similares al terremoto de Valdivia de 1960, cuya magnitud fue de 9,5 Mw. Los edificios no presentaron ningún daño, mostrando un porcentaje de éxito cercano al 100%. La aislación sísmica permite disminuir hasta 10 veces los daños de un movimiento telúrico. Los disipadores, por su parte, pueden reducir en un 50% las deformaciones en una edificación.

Antes del terremoto del 27F del 2010 sólo 13 edificios contaban con sistemas de aislación en Chile. Después de dicho evento hasta la fecha, el número de edificios con aislación subió a un orden 150. Actualmente los hospitales más importantes tienen aislación sísmica. Esta fue una decisión del Ministerio de Salud.

Luego del terremoto del 27F se dedicó a dar charlas y entrevistas explicando el comportamiento de sísmico la estructuras ubicadas en la zona central de Chile. Destacó el buen desempeño de muchos edificios, y también, explicó el colapso de algunas estructuras. Además, indicó temas que aún estaban pendientes en diseño sismo resistente.

Hoy Chile está mejor preparado para enfrentar un movimiento telúrico de gran magnitud. Esto se debe  a un mayor conocimiento que se obtiene después de un evento sísmico; la experiencia empírica permite obtener mayor información al respecto.

Hoy en día hay una mayor exigencia en la ciudadanía, debido a que ya no esperan sólo que el edificio no sufra daños estructurales, sino que además, desean que la estructura siga realizando sus funciones habituales. Para esto resulta relevante el aporte realizado por el Ingeniero Juan Carlos De la Llera.

Osvaldo E. Ramírez Boza

Ingeniero Civil Estructural

Universidad Andrés Bello

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Centro de Estudios y Reflexión San Fernando

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