La situación de los regantes usuarios del tranque Millahue de San Vicente de Tagua Tagua es desesperada. El tranque, afectado por las lluvias e intervenciones, tiene reservas mínimas. Los regantes piden a la Dirección de Obras Hidraúlicas del MOP, soluciones de urgencia para retener agua que está escurriendo por filtraciones. Algunos parceleros dan por perdida la temporada.
Su situación es desesperada. En el comienzo de la temporada de riego dudan si sembrar o no. Tienen reservas para una ‘pasada’ de agua de las 6 o 7 que necesita cada productor. El tranque está en mínimos, no acumula, y sigue filtrando sus escasas reservas. Algunos productores decidieron no sembrar.
Sin maíz ni sandías
Una serie de reparaciones mal hechas deterioraron el tranque hasta la crisis actual. Tiene menos de un cuarto de su capacidad, insuficiente para afrontar la temporada. Unos 50 agricultores y sus familias dependen de esta agua para sus siembras. Comentan que “este puede ser el primer año que no haya sandías, maíz ni tomates en el Millahue”.
El tranque tiene reservas estimadas en 850.000 m³ de los 2.300.000 m³ autorizados por la DOH. Esto hace inviable la siembra para los usuarios, la gran mayoría pequeños productores de maíz, hortalizas, frutas como la sandía, que es su estrella del verano, y parronales. Es una comunidad de parceleros antiguos con títulos Cora, que depende del tranque para sus cultivos y economía familiar.
Las lloradas de las quebradas
“En estos momentos podríamos decir que estamos con la temporada perdida. Dependemos del de arriba, si no nos manda agüita, no tendremos cosechas”, explica Fabián Morales, presidente de la Comunidad de Aguas Tranque Millahue.
El Millahue es un embalse de aguas pluviales, es decir si no hay lluvia no hay agua. En los meses de primavera, el tranque también acumula agua de las “lloradas de las quebradas”, pero en cantidad insuficiente para sostener la temporada de riego, extendida por unas 2.000 hectáreas, por tendido o tecnificado.
Las obras mal hechas
La otra consecuencia grave es que la red de canales del tranque deja de recargar las napas, muy afectadas después de la larga sequía, estresando más a los escasos acuíferos disponibles. Según regantes de la zona, “en un pozo donde antes encontrábamos agua a dos metros, ahora está a 60 metros.”
El tranque fue dañado estructuralmente por el terremoto de 2010, y desde entonces los regantes han sufrido un calvario producido por obras parciales o insuficientes. Los parceleros responsabilizan a las obras de reparación que ejecutó el MOP después del terremoto como la madre del problema. Según los regantes afectados, el MOP nunca reconoció que esas obras, “no fueron fiscalizadas adecuadamente en su momento”, dicen en la directiva de la Comunidad de regantes.
Muchas peleas, poca agua
La comunidad de regantes está dividida y ambos bandos se culpan de la situación. Fabián Morales, presidente de la Comunidad de aguas, sostiene que los usuarios decidieron en mayo de este año, “abrir un ‘canalón’ de unos 2 metros en la corona del embalse para limpiar un socavón que amenazaba con romper las defensas y provocar una inundación”. La directiva decidió esta intervención “ante la falta de respuesta de las autoridades”, dice Morales.
Las obras, que no estaban autorizadas por la DGA, fueron denunciadas por Marcia Reyes, en nombre de la directiva de la Junta de vecinos de Millahue que preside, y también como parcelera usuaria de agua: “Esas obras fueron decididas por una parte de la directiva sin consultar a la comunidad. La intervención es ilegal, no fue consultada, nos puso en peligro a todos los parceleros, y ahora no tenemos agua para regar”, argumenta la presidenta de la Junta de Vecinos.
Luis García Valenzuela, siembra cada año unas 12 hectáreas. 3 de sandía, 4 de maíz y 4 de zapallo, en el sector de La Rioja. Tenía previsto lo mismo para este año, pero decidió no sembrar. Da por perdida la temporada. Cree que les ha perjudicado mucho tanto conflicto: “nos llevamos en puras peleas y al final los afectados somos nosotros, los regantes, que perdemos la temporada. Espero que nos ayuden con los créditos de Indap y con los créditos de bancos que tenemos”, dice.
El milagro DGA
En este ambiente crispado, los parceleros esperan que la visita formal prevista por la DGA para el 25 o 26 de septiembre al tranque, les traiga alguna solución de emergencia: “Si la DGA puede tapar el zanjón de descarga, podríamos acumular algo de agua para salvar algunas cosechas, pero estamos atrasados ya”, piden como solución de emergencia.
Similar opinión tiene Morales, que pide a la DGA tapar la zanja que descarga y subir un metro la pared del embalse para no perder la poquita agua que traen las quebradas. “Con esa ayuda de emergencia, podríamos juntar el doble del agua que tenemos y podríamos tener algo de riego”.
La oficina de comunicaciones del MOP fue consultada para este reportaje, pero no respondió a la consulta. Los parceleros del embalse Millahue ahora sufren las consecuencias de políticas públicas mal realizadas y de iniciativas privadas no autorizadas, que los están dejando sin siembra ni cosechas. Y a la comunidad en tierra de nadie, mirado al cielo por si llega alguna solución de urgencia.