De un tiempo a esta parte, San Fernando se entregó a la voracidad del progreso y dentro de la vorágine de su centro neurálgico, donde el constante flujo vehicular transita frente a un comercio dinámico, masivo y estresante a la vez; donde cada negocio compite con sus pares para captar la atención de los transeúntes que se desplazan indiferentes a las altas montañas del este como también a los frondosos cerros del poniente; donde la contaminación acústica no da tregua; donde los espacios que brindan muchas tiendas están entregados al encierro y a la iluminación artificial; aun así, a pesar de todo lo anterior, es posible apreciar esta edificación de arquitectura colonial que todavía ha de resistir el paso del tiempo como también a la amenaza de un capitalismo salvaje.
En honor a su diseño, fue bautizada como Galería Colonial. Desde la vereda aledaña, es posible apreciar cómo las tejas tradicionales adornan su techo y contemplar parte de su patio central interior, el cual limita con un bello corredor que forma un cuadrado que lo contiene.
Hasta hace algunos años era posible recorrer este pequeño gran espacio que invitaba a respirar la historia y a disfrutar de los libros que estaban a la venta en un local interno. Lamentablemente, la propiedad está en venta y el lugar luce bastante abandonado. Ignoro cuál será su destino, pero la peor de todas las posibilidades está latente: el de la demolición. Esta deplorable opción ya ha ocurrido con muchas edificaciones históricas de San Fernando y en este caso en particular, sería un hecho más a lamentar dado que es un lugar que ofrece una alternativa distinta a la mayoría de las tiendas que se encuentran a lo largo del centro de San Fernando: ofrece un espacio interior para recorrer, para dialogar alejado del agresivo tránsito vehicular y, desde el punto de vista cultural, otorga una identidad colonial en relación a los orígenes de la Comarca de Ensueño.
Es de esperar que su próximo propietario llegue a valorar lo que ya existe, e invite a personas emprendedoras a instalar sus negocios dentro de este bello espacio histórico, que es un guiño a nuestro patrimonio que yace tan menoscabado y postergado por un progreso torpe, insensible y destructivo./
Patricio Balocchi
