Tu Salud y Mucho más: El Duelo

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El duelo es dolor, dolor por la pérdida de un vínculo con una persona, con una actividad, con un sueño, el duelo es lo que sentimos cuando alguien o algo que queríamos ya no está y cambia la forma de seguir en el mundo.

“Desde la Psicología podemos entender el duelo a partir de la tesis de Bowlby (1977) sobre el apego, el apego es el vínculo, un lazo, que se establece con la primera figura de nutrición y seguridad que encontramos, se desarrolla en la primera infancia, pero también se repite en la adultez, se dirige hacia unas pocas personas específicas y tienden a perdurar a lo largo de gran parte del ciclo vital”, señaló Ps. Mg. Macarena Gallegos Barberis, profesional del Policlínico Adulto de la Unidad de Salud Mental del Hospital San Fernando.

Agregó que “Al ser el apego un vínculo de sobrevivencia, un lazo que nos hace sentir seguros, tranquilos y muchas veces felices, el sólo hecho de pensar que ese lazo se rompa genera angustia y podemos hacer lo imposible para que eso no ocurra, de manera que muchas veces nos esforzamos para mantener o reestablecer el lazo si se ve amenazado. ]Pero cuando se quiebra podemos reaccionar de muchas formas: angustia, llanto, rabia, apatía, desesperanza, etc. Ya que el dolor emocional del duelo es diferente para cada uno, pero existe y puede ser muy intenso”.

“El dolor emocional que genera el duelo no es una enfermedad, sin embargo, duele, afecta y genera cambios. Puede generar sensación de debilidad, cuestionar que estamos haciendo, si debo hacerme cargo de lo que hacía quien falleció: sea en la familia, trabajo o relación, o nos lleva a buscar a alguien que reemplace a esa persona, para que todo alrededor pueda seguir funcionando como lo hacía hasta ahora o al contrario es un quiebre para realizar cambios en las relaciones y la manera de hacer las cosas”, manifestó la profesional de la salud.

Cuando se vive un duelo primero que todo es necesario reconocerlo, darle ese sentido, saber que se sufre porque extraña ese vínculo con esa persona, el afecto que se le tiene hace echarlo de menos y genera dolor emocional, si se evita reconocer este dolor puede llevar a que usted se enferme y viva el proceso de una manera más compleja que si lo reconoce y abraza como parte de su experiencia.

En ocasiones es difícil reconocer que sufre por la pérdida de alguien con quien no tuvo una buena relación, con quien no pudo hablar temas pendientes o no se pudo despedir, esto hace que el proceso de dolor e integración del duelo se demore más y complejice, entonces es necesario pedir ayuda y trabajarlo.

Con el Covid-19 perdimos muchas personas queridas, dado las medidas sanitarias se prohibieron los velorios y solo se pudieron despedir algunos cercanos al fallecido en el entierro, muchos ni siquiera pudieron despedirse ya que con quien estaba el vínculo fallece en el hospital y sólo se entregó en la urna cerrada. Esto generó un vacío que agudiza el duelo, faltó información, se hace difícil ver la perdida, integrarla, despedirse y sentir el apoyo de los otros en el rito funerario, expresar el dolor junto con los otros para tener un espacio de tristeza compartida, acentúa el dolor por la perdida y se agudiza por la sensación de soledad.

Lo segundo importante es poder hablar sobre este vínculo roto, hablar sobre el dolor, hablar de la perdida, de la frustración y expresar como me siento con esta carencia. Lo tercero es poder recordar, al  hablar de la persona fallecida, del tiempo que se compartió, de cómo impactó esa persona en su vida, de los buenos recuerdos, las conversaciones, ver fotos de momentos alegres, transmitir a otros porque duele tanto que este vínculo no esté y como honrarlo desde la memoria, desde la huella que el otro dejó en usted y el entorno le da un sentido a la relación, alivia y calma el dolor por el vínculo roto, porque se integra a la experiencia, los recuerdos, lo vivido se reconoce como parte suya, parte de su historia, vemos como el haber compartido esos momentos, esas palabras, influyó finalmente al punto de llevarle a ser la persona que es usted ahora.

Cuarto, no olvidar nutrirse física, emocionalmente y espiritualmente, estando en duelo es importante, acercarse a quienes generan tranquilidad y seguridad, buscar ambientes tranquilos que permitan conectarse con las emociones y poder expresarlas, tomar bastante líquido (ya que no solo lloramos con lágrimas), alimentarse, dormir, respirar, aplicar sus creencias espirituales o religiosas, para que con el tiempo pueda integrar la perdida, aprender a vivir con el dolor.

El tener alguna creencia espiritual o religiosa, muchas veces le da un sentido al duelo, favorece el proceso y resignifica la perdida, al ser entendida la muerte como algo temporal, como un proceso de evolución, como un medio de desarrollo, etc. Toda explicación que genere un sentido y alivie el dolor favorece el proceso.

El duelo es un proceso normal cuya evolución, habitualmente progresa hasta la integración, ya que el dolor se transforma de sentirlo a recordarlo, a ser una parte una parte en su historia.  Pero si siente que no puede solo o sola, que el dolor se acrecienta y no logra avanzar, decayendo y enfermándose, es necesario pedir ayuda, los equipos de Salud Mental estamos para eso, en los CESFAM (consultorios) y teléfono de Salud Responde 600 360 7777 están para acompañar y cuidar en este proceso.

Finalmente se entiende que hemos completado un duelo cuando somos capaces de recordar a esa persona, ese vínculo tan importante, sin sentir ese dolor tan intenso, cuando se deja de vivir centrándose solo en el pasado y en lo que pudiera haber sucedido si no hubiera fallecido, avanzando, reconociendo como ese vínculo, esa persona, contribuyó en su vida y desarrollo como persona.

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