La pandemia y nuestras emociones

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¿A que nos referimos cuando hablamos de nuestras emociones?, básicamente son respuestas fisiológicas, cognitivas y conductuales a estímulos del ambiente o de nuestra subjetividad que reconocemos como una experiencia relevante.

Alejandro Gómez, psicólogo jefe de la Unidad de Salud Mental del Hospital San Fernando, sostiene que “en general, cuando ocurren cambios importantes en nuestro entorno o recibimos información que es significativa para nosotros, nos emocionamos, en mayor o menor grado. Sin lugar a dudas, la Pandemia ha generado eso en nosotros. De manera natural, nos ha activado las emociones de manera intensa y prolongada en el tiempo, generando consecuencias que son importantes de reconocer y manejar en la medida de lo posible. El mantener activados estados emocionales relativamente intensos durante mucho tiempo puede generarnos problemas psicológicos que son necesarios de abordar, por ej. fatiga, bajo rendimiento laboral, trastornos del sueño, apatía, irritabilidad, problemas digestivos, y un largo etcétera que, según nuestra personalidad, tomará distintas formas e intensidades”.

A continuación, revisaremos algunos aspectos importantes de considerar para sobrellevar de manera saludable esos procesos emocionales:

1.- Reconocer las emociones: Implica el tomar conciencia de lo que nos pasa, detenernos y poner atención nuestro cuerpo, que parte de nuestro ser se manifiesta con mayor énfasis, por ej. nuestro latido cardíaco acelerado, nuestra respiración entrecortada, la tensión muscular, las idea de que vamos a sufrir un menoscabo, el temor a perder algo, nuestra inquietud motora, nuestro cansancio, etc. Para abordar positivamente esto nos puede servir:

  • Conversar con alguien de confianza acerca de lo que nos pasa, expresarnos, darnos ese tiempo, entender que no podemos no-emocionarnos. Si no contamos con alguien que nos dé confianza, pedir ayuda profesional es una buena alternativa.
  • Darle importancia a lo que sentimos, no minimizar las emociones, pensar en el “ya se me pasará solo esto” puede significar que se nos complique el sobrellevar de mejor manera lo que nos afecta.
  • Fomentar el dialogo interno constructivo, “hablar con uno mismo” es algo habitual, incorporar a este “conversar”, el “que me” pasa, de manera afectuosa y respetuosa con uno mismo, ayuda a aceptarnos y a encaminar de mejor manera una salida al malestar. En ese contexto también es útil reconocer e intentar detener los pensamientos que potencian nuestras emociones negativas.
  • Aceptar nuestras emociones, intentar entenderlas como un mensaje o aviso de nuestro organismo, de que algo requiere de nuestra atención y ocupación. Así podremos con mayor probabilidad, activarnos y buscar soluciones, pedir apoyo, hacernos cargo de modificar nuestro entorno y ¿por qué no?, también aceptar lo que no es posible cambiar y comenzar a convivir de la mejor manera posible con aquello.

2.- Manejo de las respuestas corporales: Parte de nuestras emociones tienen un componente físico importante, manejar esa parte de la emoción nos puede ayudar a sobrellevarlas de mejor manera. Al respecto nos puede ser útil:

  • Hacer más consciente nuestra respiración. Regular su profundidad y su ritmo modifica en parte lo que sentimos. Existen técnicas como la respiración profunda, que practicada con regularidad nos provee de una excelente herramienta de manejo emocional. (Ver anexo).
  • Modificar nuestra tensión muscular también nos ayuda a sobrellevar más positivamente las emociones intensas cuando es necesario. Técnicas como el “Stretching” o la relajación progresiva devuelve a nuestro sistema muscular un tono que facilita la relajación.
  • Realizar ejercicio físico de manera adecuada y regular, mantiene nuestro funcionamiento fisiológico en un nivel óptimo y libera hormonas que generan bienestar mental y físico.
  • Aunque parezca obvio decirlo, el descanso físico y el buen dormir genera la recuperación de energías necesarias para un emocionar adecuado. Tener hábitos de sueño saludables es necesario para afrontar el día a día con mejor disposición y sobrellevar de mejor manera la carga emocional. (ver Anexo)
  • Una alimentación balanceada y acorde a nuestras necesidades nutricionales es la base para que nuestro cuerpo y mente tengan los insumos necesarios para el día a día.

3.- Realizar actividad gratificante: Es esperable que cuando lo estamos pasando mal, nos alejemos de actividades saludables gratificantes. Sin embargo, el realizar en la medida de lo posible, acciones que nos han sido gratificantes anteriormente, ayuda a la liberación de hormonas y neurotransmisores que generan bienestar. Cada uno sabe qué actividad no es grata y en qué medida podemos hacer intentos en retomarlas de manera gradual. Escuchar música, leer un libro de cuentos, salir de paseo, meditar, etc, sin más expectativas que pasar un momento agradable (o menos tenso que lo que nos sentimos), puede contribuir, en parte, a sobrellevar y regular nuestras emociones desagradables.

En resumen y en el entendido que las emociones son procesos complejos en el que intervienen muchos factores en su génesis, podemos decir que las emociones son respuestas que nos dan pistas acerca de lo que es importante para nosotros y que el hacernos responsables de lo que sentimos y de cómo sobrellevarlo o resolverlo de manera óptima, depende en muchas circunstancias de nosotros, el hacerlo o no es una decisión nuestra, al fin y al cabo, como nuestras emociones.

Lo señalado anteriormente apunta a fomentar el desarrollo de estrategias promotoras y preventivas del bienestar personal y de nuestra salud mental, no son exhaustivas y por si solas son insuficientes para el tratamiento de problemas de salud mental. En caso de considerar que padeces de un problema de salud mental solicita ayuda en tu centro de salud o llamando a Salud Responde al 600 360 7777.

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