MESA DEL CORAZÓN, ollas comunes

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Hace 11 años fui destinado como Párroco de la Parroquia más humilde y vulnerable la Sexta Región, pero más rica en humanidad y Divinidad, la Parroquia Santa Rita de Cascia, “abogada de lo imposible y los más humildes”, máxima que nos unía en oración con nuestra Patrona. Esta Parroquia está ubicada en el sector norponiente de San Fernando, debiendo asumir la responsabilidad de alrededor de 40.000 almas.

Llegué un 27 de enero del 2010 un mes antes del 27 F (fecha del terremoto) obnubilado por las dimensiones de las poblaciones y los infinitos problemas sociales propios del terremoto y las carencias del sector. Los primeros días post terremoto, muchos nos encontramos en la calle literalmente, buscando apoyo y esperanza. En el andar LA MESA DEL CORAZÓN de las OLLAS COMUNES era el patio de nuestras calles, para sentarnos y compartir nuestros corazones, nuestras penas y anécdotas de las juntas de vecinos de los sectores, de hombres y mujeres con sueños.

Mesa del corazón, de las ollas comunes que trascendió, en el camino y la FUERZA DEL CORAZÓN de la Juntas de Vecinos, de hombres y mujeres de buena voluntad de oro y una Fe férrea, se consolidó como un VÍNCULO trascendente y fraterno hasta el día de hoy, en la ORACIÓN Y ACCIÓN. Inmediatamente comenzó un vínculo de ORACIÓN profunda por los más pobres, los más vulnerables, por los niños vulnerados por distintas circunstancias, por los jóvenes perdidos en la droga o en la desesperanza, que habían caído en la delincuencia. Madres solteras marginadas por la seudo moral, que no tenían apoyo, familias desprotegidas, la tercera edad abandonados a la vida, por los más alejados de la Bondad y Misericordia, por jóvenes emprendedores que querían salir adelante en trabajos y estudios, dando a luz una Beca Santa Rita de Cascia, que era un humilde aporte de $ 20.000 pesos mensuales a más de 50 jóvenes y sueños de emprendimientos académicos.

Esta humilde oración y mediación de Santa Rita se transformó en ACCIÓN en una OLLA COMÚN, de afectos, de sentimientos, de voluntad, de buenas intenciones, para más de 5.000 familias y más de 40.000 vecinos que anhelaban una caja de esperanza, de afecto, de mercadería, un pequeño regalito, un dulce en el día del niño, o un don en o 1.000 regalos en navidad. En donde la catequesis y encuentros, se transformaron en espacios de familias de distintos contextos socioeconómicos, buscando un bien común, fortalecer la Fe, la Amistad, la seguridad social, de una palabra de esperanza, un gesto de cariño. Encuentros para el alma, de reflexión, meditación y formación, de crecimiento íntegro, potenciando y ejercitando la oración que debe evidenciarse en acción, líderes sociales comprometidos con el mundo y transformarlo en nueva realidad, por medio de encuentros del alma para sanar las penas y desesperanzas de la vida. Academia de líderes juveniles, encuentros de líderes vecinales, inaugurando los primeros Te Deum del pueblo, o de los Barrios, potenciando la dignidad y servicio de las juntas de vecinos y hombres y mujeres de buena voluntad.

Y nuevamente como el 27-F, hoy el COVID-19, me lleva a la MESA DEL CORAZÓN, de las OLLAS COMUNES, LAS CAPACITACIONES DE LIDERES SOCIALES, LOS DE LAS JUNTAS DE VECINOS, DE HOMBRES Y MUJERES DE BUENA VOLUNTAD, EN ENCUENTROS DE UN SANGUCHITO Y UN CAFÉ EN LA CALLE de todas las semanas, y de los mismos sectores en donde descubrí el amor, el servicio, el compromiso, la entrega a los más vulnerables, opción del corazón que me hace trascender mi frágil alma.

El 27 de agosto en vísperas de San Agustín, he firmado mi dispensa Papal, ante el Obispo y Administrador apostólico, Pastor quien me acompañó a este discernimiento en el Obispado, es una solicitud que después de un tiempo de discernimiento y humildad, se solicita al Santo padre, el Papa Francisco, la libertad de las responsabilidades del ejercicio ministerial y de las promesas sacerdotales, Obediencia, Celibato y Pobreza, quedando a disposición del Santo Padre y mi humilde voluntad al servicio de los más pobres, vulnerables y los más necesitados. Frente a esta petición (Dispensa Papal) conferida por el Papa Francisco, mi vida comenzará un nuevo estilo pero los mismos intereses, hoy seré un frágil y humilde Hijo de Dios al servicio de la Fe, de la Esperanza y el Amor y podré caminar al lado de mi hermano como uno más, que busca la felicidad en la entrega y compartir de la vida.

San Pablo, soldado Romano me motiva con su máxima bíblica, “El Mal se combate con el Bien”, y todo el mal consciente o involuntario, de mi vida, lo combatiré con el Bien y entrega a los más humildes y pobres de nuestras comunidades. Agradezco a Dios, a nuestra Madre María, ternura humana y divina, a los Amigos y Hermanos en la Fe, que siempre han sido leales, nobles y virtuosos, mi humilde gratitud y servicio.

Agradezco con Mística, la Mesa del Corazón, ollas comunes, encuentros del alma, oportunidad del Espíritu, para servir, amar y perdonar.

JORGE ANTONIO VASQUEZ VALENZUELA, Un servidor de Dios.

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