Ciencia en Chile: entre lo importante y lo urgente

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Podríamos decir que la ciencia, en términos abstractos, ha gozado de un respeto social permanente, aun cuando en ocasiones parece ser un "respeto lejano", ya que no todos se sienten invitados a involucrarse. Los tecnicismos propios del lenguaje científico sin duda que agregan algo de tensión respecto de esto.

Pero, por otro lado, tenemos la pandemia, la cual más allá de ser un fenómeno social que en sí mismo es un objeto de estudio, ha permitido tener un mayor tiempo de exposición transversal en temas relacionados con la ciencia. Estos tiempos han permitido transmitir ciertas señales que atañen al quehacer científico nacional, y que posiblemente generen algunos puntos de inflexión respecto de lo que venía siendo este uso del espacio social de la ciencia. Comento sólo tres de los muchos aspectos que parecen ser relevantes.

Primero, creo que se ha comprendido socialmente el que, frente a problemas complejos, es necesario un abordaje cooperativo multidisciplinario. Al igual que en un concierto, hay actores que captan mayor atención que otros, pero es en su conjunto que se percibe la majestuosidad de la interpretación. Se ha logrado mostrar una contribución muy importante entre áreas que para el imaginario colectivo no tenían mucho que ver unas con otras. Segundo, se ha relevado que, en términos generales, la calidad y reconocimiento entre pares internacionales de la comunidad científica chilena es bastante alta, y nuestro problema pareciera ser más de número y recursos que de calidad científica, lo que lleva al tercer punto, que son las propias limitantes que se han revelado en nuestras instituciones respecto a las condiciones e infraestructura necesaria para poder ir más allá de lo que sus capacidades humanas pueden ofrecer, y frente a lo cual hacen uso de una creatividad digna de elogio.

Rigor, precisión, certeza...parecen palabras contrarias a las urgencias, pero precisamente, forman parte de la responsabilidad y ética científica. La confluencia entre los tiempos propios de la ciencia y la urgencia de resolver los problemas que enfrentamos se resuelve incentivando que la ciencia de hoy pueda desde ya estar pensando en los potenciales problemas del mañana, ya que muchos de ellos se deben estudiar científicamente sin esperar idealmente que ocurran o escalen (sobrepoblación, contaminación, escasez hídrica, precariedad laboral, alfabetización...). Así, viendo el vaso medio lleno, es muy bienvenido el hecho que los tiempos actuales hayan permitido posicionar a la ciencia como bisagra entre lo importante y lo urgente.-

Dr. Carlos Pérez Wilson
Académico, Instituto de Ciencias Sociales
Universidad de O'Higgins.

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