En un día como hoy (27-Agosto) pero de 1897, se lleva a cabo la primera Tenida de la Respetable Logia Colchagua Nº 28, en ese entonces bajo el nombre distintivo de Arturo Prat y con el mismo Nº28 en el valle de San Fernando. En el año 1903 producto de la presión existente en un ambiente desfavorable abatió columnas esta Logia (cerró sus puertas en San Fernando), para reanudar sus funciones en la ciudad de Curicó. Más tarde (1914), y producto de una reagrupación de masones de San Fernando y venidos de otras ciudades, aledañas, se reabre en San Fernando bajo el nombre de Colchagua Nº28, la que ha funcionado, ininterrumpidamente, hasta nuestros días.
La labor desarrollada, en esos tiempos, producto del ambiente hostil que existía para estos hombres de preclaras ideas de Libertad, Fraternidad y Tolerancia, fue muy prolífera. Por ello es recomendable recordarlos y entender que hicieron historia en esta ciudad. Su primer Venerable Maestro (Presidente) fue don Lucindo Bysivinger, militar de profesión.
La verdad sea dicha que los masones que han pasado por esta Logia son numerosísimos, ellos regularmente se reúnen en silencio a reflexionar, perfeccionarse y buscar la verdad, no en secreto sino con discreción y respeto a la opinión ajena (Tolerancia). Se llaman Laicos porque la masoneria no tiene una religión pre-establecida, sino son libre pensadores y para un mejor entendimiento entre ellos, sus creencias religiosas personales, si las tuvieran, las fundan en el Gran Arquitecto del Universo.
Cabe recordar que la ciudad de San Fernando, ha reconocido en muchos masones su gran aporte a la comunidad, colocando nombres a establecimientos Educacionales: (Neandro Schilling) Liceo de Hombres, Población (Ursicinio Peña) ubicada entre las calles Arauco, El Roble, Olegario Lazo y Guadalupe, hijos ilustres, calles y pasajes llevan sus nombres, como: Gastón Marabolí, Osvaldo Castillo, Jorge Vuscovich, Mario Jabalquinto, etc., etc.
El fin último y principal de la masonería es el Hombre, por ello se llaman humanistas, creen en el perfeccionamiento del hombre y por añadidura, ese perfeccionamiento, cada uno de sus integrantes deberá, sembrarlo en el lugar donde viva y conviva socialmente, pretendiendo así mejorar la sociedad.
Cuando el Estado decidió entregar la educación a la administración particular, los masones san fernandinos decidieron aceptar ese desafío y crearon el San Fernando College, con la finalidad de entregar una educación de calidad, laica y a un bajo costo, sin distinción de género, raza, fortuna ni clase social. Es así como y no exenta de problemas, que este objetivo se ha estado cumpliendo. Su matrícula inicial fue de 44 alumnos y en la actualidad cuenta con 1.649 alumnos regulares, una infraestructura totalmente remodelada, gimnasio, campo deportivo, casa de la cultura y hace dos años un anexo con fines de educación técnica. Todo ello ha permitido un funcionamiento más profesional, tranquilo, con un confort y grato ambiente de trabajo para el personal que se desempeña en las distintas áreas de la educación escolar.
Los profesionales que imparten (131) y han impartido educación en estas aulas, son de alta calidad y producto de aquello son los resultados académicos de los alumnos y el constante deseo del san fernandino en tener a sus hijos en este colegio.
Varias generaciones han pasado por estas aulas y hoy son profesionales, de distintas áreas, que se desempeñan tanto en esta ciudad como en el resto del país.
Su primer rector fue don Francisco Núñez Ortega, quien sirvió el cargo ad honorem, al igual que lo hacen los distintos Directorios que han estado a cargo de la Asociación Protectora de Menores, ente legal administrador.
Su actual presidente, don Jorge Vera Bórquez, al igual que los integrantes de su Directorio, no reciben ni han recibido remuneraciones y sus aportes profesionales, su tiempo y dedicación a la administración de los recursos provenientes del Estado (subvención) y del co-pago (aporte de los apoderados), con el apoyo profesional de trabajadores administrativos que se desempeñan en el establecimiento, están a la vista y que se han enumerado anteriormente.
Para terminar esta apretada, síntesis, de homenaje a los 122 años de vida de la Respetable Logia Colchagua Nº 28, deseo agradecer, esta oportunidad, para reconocer, como ciudadano san fernandino, a tanto hombre anónimo, que en silencio y discreción, una y otra vez, persiste en ser masón, trabajando denodadamente por el perfeccionamiento personal y de esta sociedad, tan necesitada de los principios de fraternidad, tolerancia, e igualdad, valores que la masonería propicia desde siempre.
Feliz aniversario 122 Querida y Respetada Logia Colchagua Nº 28.
Comisión de Extensión
Logia “Colchagua” N° 28