Es por todos sabido que las abejas en el mundo están en peligro de extinción, esto por múltiples factores; enfermedades, hambruna floral, cambio climático, contaminación ambiental, pesticidas, etc. A pesar de esta compleja y preocupante condición de las abejas, las autoridades locales no han reaccionado como se esperaba para cambiar esta situación, siguen ingresando al país productos agroquímicos que dañan y provocan la muerte de estos insectos polinizadores.
Además de lo anterior el invierno pasado fue más seco que el anterior, ya van 13 años de sequía en la zona, lo que hace que la flora nativa sea cada vez más escaza y pobre en su floración, la miel se produce por la recolección del néctar de las flores, que junto a un porcentaje de polen la regurgitan al interior de la colmena produciendo la miel. Las escazas lluvias del invierno recién pasado tuvo como consecuencia la disminución de hasta en un 70% de la producción de miel de las colmenas, ya en estos momentos se deberá comenzar a alimentar para que estas no mueran por hambre, pero acá se presenta otro problema, los apicultores en su mayoría lo hacen con jarabe de azúcar, peor aún, muchos PRODESAL distribuyen este producto como ayuda a sus usuarios apícolas, lamentablemente en vez de aportar a la solución pasan a ser parte del problema, ya que el sistema digestivo de las abejas no está preparado como consumir este azúcar, cuyo compuesto es de sacarosa, un disacárido (fructuosa y glucosa), las abejas no lo pueden asimilar, recurriendo su organismo a la creación de una enzima llamada invertasa para generar la disociación o rompimiento de este azúcar generando los monosacáridos de glucosa y fructuosa por separados, recién en este momento pueden incorporarlo a su sistema alimenticio. Todo lo anterior en resumidas cuentas debilita aún más a las abejas, aumentando su desnutrición, por lo cual lo recomendable es aportar con fructuosa, un poco más cara que el azúcar común, pero que no le hace daño a las abejas.
Las abejas son un tremendo aporte a la cadena alimenticia del ser humano, el 75% de los alimentos que consumimos es gracias a la polinización de estos insectos, junto a ello sostiene la economía agrícola de las regiones productoras fundamentalmente de frutas (peras, ciruela, durazno, cerezas, kiwi y muchos más. Autoridades, agricultores y sociedad civil, no queda tiempo, o reaccionamos ahora, o simplemente deberemos lamentar la desaparición de las abejas.
Las autoridades deben incentivar en la reforestación de vegetación nativa por sobre plantaciones introducidas con fines económicos, eso en los sectores de cerros, como también en el sector urbano, plazas, parques, riberas de ríos, plantar especies como quillayes, peumo, boldo y otros. A pesar de existir una resolución judicial que ya no se puede eliminar ningún árbol nativo con el argumento de manejo, hoy aún vemos como siguen con la tala indiscriminada del bosque nativo en la región de O’Higgins y que finalmente terminan en plantaciones de vides, paltos y de algunos cítricos.
La vida sin abejas sería muy compleja en el ámbito alimentario y los productos agrícolas demasiado caros por su escasez, SALVEMOS A LAS ABEJAS HOY, MAÑANA SERÁ DEMASIADO TARDE.
Roberto Villagra Mella (Apicultor profesional)
