Plebiscito seguro

Columnas y Artículos

El 18 de octubre se inicia en el país un ciclo de movilizaciones casi sin precedentes históricos. Chile despertó fue una de las consignas más escuchadas. La masividad y forma de las protestas dieron cuenta no solo del malestar acumulado, que por cierto tiene el trasfondo del modelo neoliberal, sino también fueron expresión de la acumulación de experiencias, organización y resistencia del movimiento social que se reflejó en los repertorios de lucha desplegados.

La conquista del plebiscito que abre la posibilidad de terminar con la constitución de Pinochet y de Guzmán, fue posible por esta movilización que empujó las transformaciones y los partidos de oposición hicieron su pega de mediación en el parlamento que materializó esta lucha en la reforma constitucional que requería de quórum de 2/3, por tanto, votos del actual bloque oficialista. 

La pandemia y la necesidad de cuidar nuestras vidas, abrió al gobierno la posibilidad de recuperar la iniciativa política si realizaba una buena gestión de la crisis sanitaria, pero el gobierno de Sebastián Piñera no ha tenido la incapacidad de liderar políticas de estado que den seguridad social a las familias chilenas, que otorguen dignidad y tranquilidad y les permita no arriesgar su salud y sus vidas teniendo que salir a buscar el sustento diario.

Precisamente la pandemia ha revelado esto: la ausencia total de una política de seguridad social que garantice a las y los ciudadanos derechos básicos y la respuesta del gobierno ha sido ideologizada en el marco del neoliberalismo, es decir, mediante la hiper focalización de los recursos, que cubren solo al 34% de la población, dejando a 2/3 de las y los chilenos, incluida la llamada clase media, a enfrentar la crisis sin apoyo. Claro, se les ofreció créditos blandos, deudas. Es decir, dejan en manos de la banca, del sector financiero, del mercado, la seguridad social. Por cierto, esto refleja con claridad el modelo neoliberal y su concepción de estado subsidiario.

La movilización está más viva que nunca y un proceso constituyente que nos lleve a un nuevo pacto social, que dispute el carácter del estado a uno que nos proteja, que garantice derechos sociales y oriente la economía hacia un mejor vivir es más necesario que nunca.

El pueblo de Chile se ha organizado y defendido empujando a nuestros partidos a levantar con fuerza demandas de mayorías. Muestra de ello es el retiro del 10% de los fondos de pensiones, pero también el postnatal de emergencia, la prohibición del corte o suspensión de servicios básicos, el límite a la reelección o la reducción de la dieta parlamentaria. Todas agendas donde las mayorías le han ganado al gobierno y a los grandes grupos económicos que representa.

El distanciamiento físico es sin duda una de las medidas más efectivas para detener la cadena de contagios. Sin duda, los sectores reaccionarios intentarán poner de excusa la crisis sanitaria para postergar el plebiscito y defender la constitución que sustenta los privilegios de los súper ricos.

Esto nos impone un desafío que se ha enfrentado de buena manera en otras partes del mundo, como lo demuestra las elecciones parlamentarias en Corea del Sur; las municipales en Francia o las primarias en Wisconsin, EEUU.

Si bien los gobiernos deben proteger la salud de sus ciudadanos, los gobiernos deben tomar medidas para garantizar que las instituciones democráticas funcionen como lo harían normalmente, incluyendo los procesos eleccionarios.

Desde convergencia social y el frente amplio, y siguiendo las recomendaciones del instituto interamericano de DDHH para los procesos eleccionarios en américa latina o o de instituciones como espacio público para elecciones en contexto de COVID19, abogamos por adaptación de los locales de votación aumentar su número; capacitación ciudadana para un voto seguro; medidas de cuidados sanitarias o la posibilidad de realizar el plebiscito en 2 días, para lo cual se requiere de una reforma constitucional, que fue ingresada a través del senado.

Muy probablemente la oligarquía, mediante sus representantes en el congreso (para eso le financian sus campañas), intentarán mediante una actitud negligente al menos, usando el argumento de proteger la vida de las personas, que cuando hubo que proteger con medidas de apoyo económico se negaron, van a intentar que el plebiscito no se haga o bien, vote la menos cantidad posible. Reducir la participación al mínimo.

Alejandro Herrera

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